Monday, October 24, 2005

Parejas

¨... Agustina se ganaba la vida leyendo el tarot, adivinando la suerte, echando el I Ching y apostando al chance y a la lotería, o eso decía pero en realidad se mantenía de la renta mensual que le pasaba su familia; Agustina tenía el pelo muy largo y era medio hippy y era medio libre; Agustina fumaba marihuana y viajaba cada primavera con su familia a París y odiaba la política y aturdía a quienes la admirábamos con un perfume bárbaro y audaz que se llama Opium; Agustina vivía sola y en su apartamento no tenía muebles sino velas, cojines y mandalas trazados en el piso; recojía gatos callejeros y era una mezcla inquietante de huérfana abandonada e hija de papi, de niña bien y nieta de Woodstock. Mientrás que yo, un profesor de clase media, dieciséis años mayor que ella, era marxista de vieja data y militante de hueso colorado y por tanto desdeñaba la locura chic en sus versiones tipo !Ay, que locura!, No seamos locos o Hicimos la cosa más loca...¨

Laura Restrepo, Delirio

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